Dices que sí, pero yo creo que ni siquiera intentas agotar esperanzas.
A mí no me engañas señorita. No creo poder olvidar los colores, ni esas puertas abiertas de par en par.
Basta con solo mirar al cielo y preguntarse que es lo que pasaría si me uno al mar y en él, me convierto en un esclavo de tus palabras.
Riendo en la playa. Intentando sacarte los zapatos para poder hacer un castillo de arena y oirte susurrarle a las olas tus miedos.
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