Pero es necesario seguir recorriendo tu cuerpo.
He llegado a lugares tan, pero tan solos.
Tan tristes.
Que me es imposible olvidarlos.
Y me toca escribirlos, en caso de que los olvide.
Estoy tan cansado y sentarme me quita tiempo.
Asi que, para mi cumpleaños.
Me puedes regalar una silla de ruedas.
Para rodar por tus venas.
Y sentir aquella sangre caliente.
Esa sangre que has guardado.
Para que navegue hasta tu corazón.
Hasta que me pidas que me vaya.
Y yo, me iré rodando.
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