-Hola, ¿has estado llorando?
-Felicidades.
-No, no. No te preocupes.
-Sí, yo puedo solo.
-Siempre he podido. Supongo.
-No, está bien
-No, adelante, anda a divertirte.
-Sí, yo buscare a alguien más.
-No te preocupes.
-No importa. Yo me las arreglo.
-Gracias por dejarme botado.
-No, en serio, lo necesitaba.
-Ya me voy.
-¿Harás algo mañana?
-Entiendo. Otro día entonces.
-Ya, chau.
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